Los niños que se ejercitan desde pequeños tienen muchos beneficios en su desarrollo; realizar actividades físicas con regularidad les ayuda a mejorar su apetito y a que su cerebro esté más receptivo para aprender, suelen tener huesos y músculos más saludables, ser más flexibilidad y tener más resistencia.
Aunque tu hijo sea muy pequeño, crear este hábito es posible si le enseñas con el ejemplo; recuerda que todo lo que ve en casa lo repetirá. Si te gusta ejercitarte en casa, puedes invitarlo a participar en tu rutina, pero si prefieres salir a correr, llevarlo en carriola si es muy pequeño o en un carrito montable son buenas opciones para integrarlo.
Invitarlo a realizar diferentes actividades para identificar cuál es la que más le gusta y en cuál se desempeña mejor, es una buena práctica que les servirá a ambos. Pero si se te complica, también pueden integrar situaciones del día a día como parte de una rutina, por ejemplo:
·Ayúdalo a subir las escaleras
·Vayan a jugar al parque
·Jueguen dentro de casa
Además de los beneficios físicos, pasar tiempo juntos promueve una autoestima saludable, ayuda a reforzar los lazos afectivos y fomenta una actitud positiva.
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