Los recién nacidos prematuros suelen pasar mucho tiempo en la incubadora para proveerles el calor que necesitan o ayudarles a respirar. Esto los mantiene alejados del contacto humano, afectando la formación de lazos afectivos. En ocasiones, los estímulos suelen ser muy agresivos pues solo se les toca para hacer alguna revisión médica o pincharlos.
Debido a esto, y con la finalidad de humanizar el trato con estos bebés prematuros, surge el Método de la Madre Canguro, en 1979, gracias a los doctores Edgar Rey y Héctor Martínez, en Colombia.
El método consta de mantener al recién nacido en posición vertical con la cabeza de lado y los brazos y piernas en “posición rana”, sobre el pecho desnudo de la madre o padre las 24 horas, todos los días. Idealmente, solo se debe cambiar de posición cuando necesita un pañal limpio o bien, al ser alimentado.
Esta práctica es recomendada para prematuros o bebés con bajo peso, que no cuenten con ningún otro problema de salud serio o que lo hayan superado. Se considera el complemento ideal al cuidado que reciben por parte del personal médico, pues se basa en el amor, calor y lactancia materna.
Con el paso del tiempo se han comprobado los beneficios que esta práctica tiene para el bebé:
Durante el tiempo que una madre o padre pasan al cuidado de su bebé prematuro implementando el Método Canguro, es posible estimularlo para formar lazos más sólidos, para ellos pueden:
Al salir del hospital, pueden continuar el contacto piel con piel algunos minutos al día, esto proveerá al bebé seguridad y lo ayudará a sentirse tranquilo y seguro.
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